domingo, 12 de febrero de 2012

Notre petite soirée


Por un momento me he visto convertida en una Carrie Bradshaw española, aunque con claras diferencias: no hablo de sexo, no me pagan por tener una cajetilla de  Marlboro Light en la mesa mientras tecleo y hay coherencia en mis palabras.
Domingo por la mañana, sólo quedan unos días para que pueda reírme hasta sentir dolor de tripa antes de dormir y para que me desquicie antes de irme a trabajar por la mañana, pero no se me quitan las ganas.
Parece que no ha pasado el tiempo, recurro a una expresión de un  compañero de viaje (le pese a quien le pese) en casi mis cinco años de carrera, “el tiempo pasa sin anunciar su prisa”…Pero van a ser ya casi cinco meses los que llevo sin tener a mi lado a mi alegría y desesperación diaria y aunque no hay día que deje de echarte de menos, nos separan casi 1.300km.
Recuerdo muy a menudo ese fin de semana de Septiembre, aquellos días en los que nos cambiamos los roles de hermanos, tu fuiste el mayor cuando me enseñabas y yo la pequeña mientras aprendía con asombro.
No sólo me enseñaste París con sus Champs-Élysées , le Moulin Rouge o le Marais, me enseñaste que no eras el niño al que tenía que proteger, regañar o consentir, aprendí que habías aprendido a vivir.
Hoy, leyendo un fabuloso artículo que describía la ciudad que tu me describiste(París, caleidoscopio infinito.), me he acordado de las ganas que tengo de que volvamos a discutir, a pelear, a disfrutar de un buen gin-tonic en cualquier sitio mugriento…¿Y sabes dónde quiero todo esto? En París. Porque todos nos sentimos cómodos en algún lugar y yo he encontrado el mío allí. Y sabiendo lo feliz que eres, estoy segura de que tú también.
Sólo son cinco días los que faltan para que empiece a bananear cuando te vea llegar con tu maleta en la espalda y los mismos gestos que papá y sólo unos meses para que  seamos los dos lo que esperemos en Charles de Gaulle las visitas y las maletas.
En unas semanas volveremos a ver que el Siena sigue guardando la cerradura de su tercera valla.

viernes, 13 de enero de 2012

Papá, ¿por qué somos del Atleti?

Propongo volver al cole, aunque para algunos quede un poco lejos, hay cosas, como nos dicen en algunos spots, que nunca se olvidan.
¿No es así? Empecemos...
¿Quién no recuerda las ganas locas por que sonase el timbre para salir al patio?
Las notitas que nos pasábamos para ir haciendo los equipos y así no perder tiempo de juego; aquel niño que siempre quedaba el último, "hasta las chicas van delante de mi", recuerdo que decía; cómo mirábamos el balón, como si de un objeto inalcanzable se tratase en las clases de gimnasia; el terrible suceso que ocurría cuando nos lo quitaban en el pasillo "aquí no se juega al balón", nooooooooooo!!!!!!!!!!!" , pero lo peor era cómo decirselo a los amigos...la sensación de ganar, de meter EL GOL, de ser aclamado y reconocido por el recreo entero, si eras una chica ya ni te imaginabas la repercusión que tendría!
El patio de después de comer, más de media hora jugando al fútbol, rompiendo todas las normas dietéticas infantiles, qué  bien lo pasábamos!
Pero un día llega el frío, se nubla, llueve...sólo miras por la ventana para que lleguen las 11:00h y aparezcan los rayos de sol, uno o dos, qué más da si sólo queremos salir a dar unas patadas!Y salimos, con los charcos, toda la ropa manchada, llena de barro, eso sí era el disfrute máximo!
Después del colegio seguíamos con la idea, merendábamos en décimas de segundo, algunos nos quitábamos el uniforme y nos poníamos ropa de calle y a jugar!Timbrando tooooodas las puertas, a veces incluso de aquellos niños que no solías llamar (aquel que era "más bueno" que tú y nunca querías que viniera) y vuelta a empezar : se colocaba el portero y se armaba con sus guantes (de lana), los defensas, que podrían variar de dos hasta cinco personas, preparaban su barrera y saltando directamente al medio del campo los delanteros, la posición de oro, el triunfo asegurado, los goleadores.
Comenzaba el partido hasta la hora de hacer los deberes, la hora de cenar, cuando tu madre venía  a por ti y llorabas porque no querías dejar el partido a medias, "El último gol mami, te lo prometo, es muy importante!" suplicabas con lágrimas en los ojos...
Y pitido final, fin del partido del día y de los sueños de hoy.


Siempre imaginábamos ser como nuestro ídolo, desde Futre hasta Ronaldo sin barriga, pasando por supuesto por Pelé, Maradona, Zidane, Cruyff, Beckenbauer...
Pues ahora le toca el turno a Alex Suárez, un cadete del Atlético de Madrid que sueña con "vestir la camiseta rojiblanca con el primer equipo".
Le han dado la oportunidad de pasar un rato con algunos de sus ídolos, Simeone, Antonio López, Diego,Koke y Arda y grabar un mini-spot para una aplicación de Facebook donde cada uno de ellos pide un deseo, el ganador resultará de los votos de los usuarios.Podéis imaginar el rato que pasó ayer en la presentación a la prensa, siendo uno más,la alegría con la que mira y me pregunta cada dos segundos cómo van las votaciones, la sonrisa que aparece en su cara cuando ve que no hay mucha diferencia con "El Cholo"...


Resultar ganador no será el pase al "primer equipo" pero, ¿Hay algo más bonito que levantarse con ilusión cada día?