jueves, 23 de junio de 2011

Noche de San Juan

"El Sol estaba enamorado de la Tierra y se resistía a abandonarla"


Un año más llega el momento de las celebraciones de la Noche de San Juan.Lo habitual es reunirse en la playa con una multitud desconcida, hacer hogueras, beber, cantar, reirse y realizar el ritual.
Se escriben tres deseos, algunos están escritos desde hace ya días, otros se escriben rapidamente en cualquier soporte que arda facilmente y otros directamente se beben.Acto seguido se lanzan a la hoguera para que se quemen y así se hagan realidad.
Hay otras personas que no pueden celebrarlo como quisieran o como creer querer.Pero lo hacen, sin darse cuenta, de la mejor manera posible, una combinación simple y sencilla:
Los verdaderos deseos, un olor a romero quemado y la mirada infinita, cautivada por las llamas del fuego que tienen su propio baile.
Quemamos el primero, después el segundo y terminamos con el tercero.Ya está, hecho.Consumidos.Ahora sólo queda esperar a que se hagan realidad.
Recuerdo esta noche hace dos años, en la que pedí un deseo.No era para mi, pero lo pedí creyendo que era necesario, bonito y que realmente (nos) proporcionaria la felcidad que tanto añoraba en ese momento.
Hoy, al volver a "desear", me doy cuenta de que sólo se cumplen los que realmente se han pedido de corazón, los que tienen una reflexión previa y en los que se pone voluntad real.
Una vez hecho mi propio ritual, paro la lavadora que hoy destiñe azul y que necesitaré los proximos días para darle rienda suelta a la creatividad.

Seguiremos quemando nuestros deseos en estas noches, porque aunque no podamos asegurar que se cumplan, ayuda.

lunes, 31 de enero de 2011

¿Compartimos?

Miradas que matan, que enamoran, que gustan y asustan, que atan y desatan sensaciones, miradas que llegan donde la voz se corta, intensas o leves, pero que quedan grabadas para siempre, miradas que intentas borrar día tras día y cada vez se fijan más, miradas especialmente decoradas, sin intención. No tienen por qué ser especiales, ni bonitas, ni "diurnas" simplemente sinceras, intensas y tímidas, porque las seguras son las más transparentes, las que se ocultan detrás de un gran escudo, las que dejan ver a simple vista lo que quieres descubrir poco a poco, y le quitan la magia a ese momento tan íntimo y que, probablemente, se comparta con gente, pero sabes que es tuyo y que sólo tú disfrutas de él.